Historia del Molí del Mig

Los orígenes del Molí del Mig se remontan a principios del siglo XV, cuando la reina Violant de Bar, viuda de Juan I, autorizó la familia Pons, que administraba el patrimonio real en Torroella, a emplear el agua del Ter para construir varios molinos , uno de los cuales fue el Molino del Mig. La familia Pons se entendió muy bien con los señores de Sarriera y mantuvieron la propiedad hasta el año 1870. Posteriormente pasó a manos privadas y se transformó en masía.

El agua del Ter llegaba a la esclusa de Ullà y de allí a través de la acequia del Molino alimentaba los 3 molinos de Torroella: el Molino de Arriba, el Moli del Mig y el Molino de Abajo. El agua se acumulaba en la balsa y desde la balsa entre al cárcavo y hacía girar el carrete, que conectado al árbol hacía girar las dos muelas, situadas en el piso superior, por donde se tiraba el grano que se convertía en harina.

El antiguo edificio del Molí del Mig presenta tres fases:

La primera tomó forma entre los siglos XV y XVI, destacando una puerta con el escudo de los Sarriera y las estructuras del molino propiamente dichas.

La segunda fase tuvo lugar hacia el 1780, cuando se construye el cuerpo rectangular situado en el suroeste, sesgado y avanzado respecto del edificio anterior. De esta etapa es también el reloj de sol situado en esta fachada.

La tercera fase data de los siglos XIX-XX y consistió en la realización de las reformas en la parte superior (especialmente la torre) y varias dependencias anexas a levante y poniente, la mayor parte de las que hoy ya no existen.

El molino quedó deshabitado hacia la segunda mitad del siglo XX. Posteriormente fue empleado como almacén agrícola hasta el año 1999, que fue adquirido por la familia Pellissa- Vaqué con la intención de rehabilitarlo y convertirlo en hotel.

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